Como todo buen aperitivo, las olivas aumentan las ganas de
comer. Gracias a su alto contenido en ácido oleico, la grasa mejor tolerada por
las personas con gastritis y úlceras, facilita la absorción de los nutrientes
en el intestino. De ahí que sea un excelente recurso enriquecer con olivas los
sofritos, la ensalada, la pizza. Este alimento contiene en su interior las
mismas grasas saludables que el aceite de oliva. Por eso, ayuda a bajar el
colesterol, fluidifica la sangre y fortalece el corazón.
Las aceitunas aportan polifenoles en cantidades más elevadas
que el aceite de oliva.
Estos compuestos antioxidantes participan, junto con la
vitamina E, en la prevención de la arteriosclerosis, ciertos trastornos óseos y
el cáncer.
No engordan. La prueba está en que 12-15 aceitunas verdes
tienen las mismas calorías que una cucharada de aceite de oliva. Recuerda que
las olivas negras engordan más del doble que las verdes y que cuanto más arrugadas
estén más calorías proporcionan.
Con las aceitunas se pueden preparar exquisitos y nutritivos
patés, como el que se obtiene triturando aceitunas negras con anchoas o con
foie-gras. La olivada es otro delicioso paté, en este caso 100% vegetal, que se
prepara triturando 100 g. de aceitunas negras sin hueso con media cucharadita
de romero fresco, de tomillo y de orégano, sal y aceite.
Las personas hipertensas, deben consumirlas con moderación,
debido a su alto contenido en sodio.
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